A diario la vida nos plantea grandes o pequeños retos. Retos que debemos superar, o al menos intentarlo...
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En mi vida he ido aprendiendo a luchar por lo que quiero, a conseguir y fracasar en mis metas. Es un día a día del que no se puede escapar.
Pero a veces siento que no puedo más...hay retos tan largos, tan importantes...que asustan...que me asustan...
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Hoy, un día más, sigo luchando por mi mayor reto. Sigo intentando no desfallecer ante esta situación...no puedo permitir que la cobardía se apodere de mí...no de mí...no ahora...
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Y sé que puedo hacerlo. Me lo demuestro a diario, sorprendiéndome a mí misma de seguir adelante, de no tropezar en mitad del camino y arruinarlo todo.
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Puedo hacerlo gracias al apoyo que encuentro en mis amigos. Esos que son de verdad. Los que están ahí y saben cómo actuar en cada momento. Los que a veces te dan algún disgusto, que sólo queda en eso. Los que te alegran cualquier día con una mirada, un abrazo, un café...
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Puedo hacerlo porque tengo la mayor fuente de fortaleza que he tenido jamás. El amor correspondido. Ese que hace que después de mucho tiempo siga sintiendo mariposas en el estómago. El que me hace estremecer con un simple roce. El que borra el miedo de mis labios a la hora de besar. El que me sostiene cuando voy a caer, el que me lleva de la mano por la vida.
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Puedo hacerlo porque tengo una familia. Con sus más y su menos...pero es mi familia. A la que recurro cuando lo necesito. La que me da toques de atención por mi bien. La que me educa día a día. El centro de la Tierra. La principal "culpable" de lo que hoy realmente soy. La que siempre he necesitado...y siempre necesitaré.
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Y sobre todo, puedo hacerlo por mí misma. La mujer en la que me voy convirtiendo. La que en su día fue cobarde y aprendió que así no llegaba a ningún sitio. La que sigue siendo una niña llena de sueños. La que madura poco a poco, pero pisando firme. La que cae, se levanta, y vuelve a caer...La que peca de inocente. La cabezota sin límite. La que no puede vivir sin los abrazos, las sonrisas, los besos...La que a veces no es capaz de comprenderse a sí misma. La que cree que no tiene don alguno. La vulnerable. La que no llega a entender por qué hay gente que la quiere. La que hoy escribe, y vive, sin saber a donde llegará.
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Sí. Puedo hacerlo. Puedo seguir luchando. Y lo haré. Tengo de donde sacar las fuerzas cuando en mí flaquean...Sólo necesitaba mirar a mi alrededor...sólo recordar...
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