lunes, 24 de marzo de 2008

Una despedida más en la estación...

Esta vez cambian las tornas. Esta vez viene a verme. Y esta vez es él quien se va...y yo la que me quedo aquí...
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Tras cinco días maravillosos y cortísimos la historia se vuelve a repetir...una vez más...
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.Él sube. Yo me quedo abajo. Busca su sitio mientras le persigue mi mirada inquieta. Se sienta y nuestras miradas se encuentran al tiempo que le suena el teléfono. Una vez más escuchamos la voz de nuestra persona amada por teléfono...para ir haciéndonos a la idea. Se cruzan las sonrisas y los "te quiero". Alguna lágrima intenta escaparse de mis ojos, recordando la lágrima anterior que él seco de mi cara con un beso. Él, más firme, se guarda las lágrimas por no hacerme sufrir, aunque algún suspiro de dolor le delata...Arranca el motor del autobús, a golpe de corazón. Nuestros labios y nuestros cuerpos se funden aún sin tocarse en un último intento de quedarnos al menos con un pedacito del otro. El autobus se va, sin que pueda remediarlo, mientras me quedo ahí, anclada al suelo, perdida en el tiempo...
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Vuelta a casa. Cada uno a la suya. Vuelta a la rutina de una cama vacía sin ti. De un despertar confuso, sonriendo por lo vivido y llorando por lo dejado atrás...
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"Quien no viva un amor así en primera persona nunca sabrá lo dura que son las despedidas, y lo duro de vernos de forma intermitente durante tanto tiempo..." Dije momentos antes de que él subiera al autobús..."De igual forma, quien no lo viva en primera persona nunca conocerá la felicidad que sentimos al encontrarnos y estar un tiempo juntos" contestó él...Sí, me quedo con eso...llevas tanta razón...
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Ahora toca enfrentarse de nuevo a esa rutina. Dura y a veces algo amarga. Pero que al fin y al cabo, no ha podido hasta ahora hacer mella en nuestro amor, sino que nos ha hecho más fuertes y reafirmantes en él.
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Hasta muy prontito, mi vida.
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Te quiero

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